La digitalización 3D permite la documentación geométrica y colorimétrica de un bien de forma no invasiva, reflejando con exactitud sus características de volumen y textura, en definitiva, su estado en el momento del registro.
Esto permite una adquisición de datos mucho mayor, con las posibilidades que ello conlleva. El elemento digitalizado puede ser tratado para infinidad de propósitos, ampliando exponencialmente las posibilidades.
Desde su estudio o consulta de ámbito científico hasta labores de divulgación y difusión, pasando por restitución de volúmenes, restituciones virtuales o su inclusión en entornos de Realidad Virtual o Realidad Aumentada.
Una de las extensiones lógicas del mundo virtual es su materialización, su conversión a la forma física.
Disponer del modelo digital permite la realización de réplicas, restituciones
volumétricas, confección de prototipados, moldes, siliconados, resinas, etc., que quedan a disposición de los acabados de color y texturizado que se deseen.
El desarrollo y la ampliación
en años recientes de las tecnologías de impresión 3D, ya sea por deposición fundida (FMA) o por estereolitografía (SLA/DLP), posibilitan que lo que antes era una cuestión en su mayor parte inaccesible, sea hoy una opción imprescindible.
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